23 de junio. Es la noche de San Juan en uno de los pueblos de La Vall de Boí. Una comitiva de hombres y mujeres baja con grandes antorchas encendidas de un lugar elevado de la montaña, el Faro, guiados por el fadrí major (mozo mayor) o capataz. La hilera, en forma de serpiente de fuego, va descendiendo hasta llegar al pueblo, donde es recibida con comida y vino y con el sonido de la música y las campanas.
La fiesta continúa durante toda la noche en torno a las fallas que, en forma de hoguera, se acaban de consumir. En la celebración participan los habitantes del pueblo, gente vinculada de alguna forma con este o incluso, en algunos casos, visitantes que se animan a vivir una noche mágica y con un punto de misticismo que la hace única.